Por: Federica Mikelina
Un lugar común es la frase que se oye en todas partes; el mundo no será el mismo después del Covid 19. La pregunta entonces será, cuales son los cambios más importantes que tendrán que hacer las sociedades una vez se supere el contagio global producido por el Coronavirus Covid 19, para ser diferentes a lo que eran antes del ataque de ese enemigo oculto.
Lo cierto es y a juzgar por las cifras de las estadísticas oficiales, que al parecer el Covid 19 es más mortal que contagioso, afirmación que admite discusión debido a que no es posible establecer con certeza el número de contagiados asintomáticos por falta de pruebas masivas, en consecuencia es incierto el número real de contagios; A inicios de Mayo, según Worldometers el testeo por millón/p, en Corea del Sur fue de 12773, mientras que en India solo 1042, en Colombia 2660 y en Tanzania, Ruanda y Sierra Leona no se registra ni un solo testeo.
Bajo esta relativa desinformación la letalidad del Covid 19, sigue siendo y por mucho, inferior a la de epidemias más agresivas como las ocurridas por el virus del ébola que en varias oportunidades afectaron principalmente al continente africano en reciente data. La capital Sueca es un ejemplo de la relatividad de las cifras, pues sinadoptar el confinamiento estricto de sus vecinos bajo la estrategia de la inmunidad colectiva, el contagio en Estocolmo para principios de mayo se observó en el 0.33%; y en el 0.22% del total de su población y los decesos en el 11% de los contagiados, lo que no dista mucho de las cifras de Francia, Italia y España, que adoptaron tardíamente el confinamiento social estricto, en donde los contagios se situaron al rededor del 0.25% y 0.34%; y la tasa de decesos entre el 13% y el 15% de las personas contagiadas. Para la misma época en Bogotá y en condiciones de confinamiento los contagios de 3469 personas equivalen al 0.004% de la población y la tasa de decesos es de 3.6% En contraste, Wuhan origen geográfico del virus Covid 19, ofrece cifras oficiales de letalidad del 3.8% de los contagiados, información cuestionada por las democracias occidentales que consideran se ha ocultado la verdad al respecto.
Estas cifras de contagios tanto en Wuhan, como en Europa, colapsaron los sistemas sanitarios, algunos más robustos que otros, porque no estaban preparados para la atención simultanea siquiera de menos del 1% de la población contagiada en cifras, a su turno se paralizaron las economías de los Países alrededor del planeta y agravó sustancialmente con crecimientos negativos los déficits de los emergentes, como consecuencia de los confinamientos que obligaron al distanciamiento social e impidieron durante meses el normal desarrollo de las actividades económicas a todo nivel, en virtud del cierrede comercios, empresas, fabricas, deportes, colegios, universidades, restaurantes, entre otros.
Según la OIT, en solo tres meses de pandemia Covid 19, el mundo perdió 195 millones de empleos, de los cuales 10 millones pidieron subsidio de desempleo en EEUU y 14 millones de ellos se encuentran en Latinoamérica, pero el sector más afectado y vulnerable será el del empleo informal que en América Latina y el Caribe asciende a 140 millones de trabajadores informales que hacen parte de los 2.000 millones que a nivel mundial trabajan en la informalidad, población con el menor acceso a un servicio de sanidad con calidad o a los sistemas sociales de protección.
Luego del diagnóstico de cifras, reitera la OIT que el mundo del trabajo después del coronavirus dependerá de dos factores: la evolución de la pandemia y las medidas políticas que se adopten para auxiliar a las empresas, preservar el empleo y los ingresos, y estimular la economía.
En adición a lo expresado por la OIT y parodiando sus palabras, el mundo del trabajo gubernamental en las ciudades inteligentes de la post pandemia debe focalizarse en los sectores en donde se develaron serias debilidades con gran afectación humana.
El primer sector, sin lugar a dudas a fortalecer es el sanitario; público y privado, incluyendo las mayoresinversiones en ciencia y tecnología de la Salud, pues la era de las pandemias había iniciado hace al menos 63 años, sin que las políticas gubernamentales en salud pública lo advirtieran. Ahora aterrizados por el vuelo del Covid 19, es urgente su robustecimiento, de lo contrario estaremos avocados a repetir la historia de la crisis que provocó este coronavirus.
Por ello, superado el Covid 19, no puede convertirse en frase de cajón, -que el mundo no volverá ser igual-, porque quedaríamos condenados a repetir la historia. La pandemia originada por el virus del Covid 19, realmente se debe tomar como un campanazo de alerta global para que ahora sí, los sistemas de salud del mundo, por años inadecuados y desmantelados especialmente en sociedades en vía de desarrollo estén preparados para las próximas pandemia, según el profesor coreano Kim Woo- joo del departamento de enfermedades infecciosas del Hospital Universitario de la Universidad de Corea en Seúl, la probabilidad de que otra gripa pandémica ocurra será en 5 o 10 años.
La repetición y propagación de estas epidemias se ilustra con el recuento de las surgidas en China; la gripa asiática (H2N2) en 1957 y 1958, que se extendió por todo el mundo y mató alrededor de más de un millón de personas, la gripa de Hong Kong (H3N2), en 1968, se extendió por el Sureste asiático, EEUU, Europa, Japón, Suramérica y Africa, causó al menos un millón demuertos, el brote de gripa Aviar (H5N1) en 1997, que reapareció en 2003 y 2017, pero se extendió por Europa y Africa, causando la muerte de 450 personas, con una nueva cepa (H7N9) en 2013, que causó el fallecimiento de 250 personas en China, El coronavirus SARS en 2002, se extendió por todos los continentes y mató a 812 personas, la gripa porcina (H1N1), surgió en 2009 hasta 2010, y paralizó a EEUU con 60 millones de contagiados y 12.000 muertes, en México 72.548 casos y 1316 fallecimientos, según los CDC, pero a nivel mundial mató a 575.000 personas.
Extrañamente las alarmas globales gubernamentales realmente no se encendieron con el ataque de otro virus de origen no asiático, quizás porque su mayor desarrollo se situó al occidente del continente africano, los brotes epidémicos del virus del ébola una enfermedad muy letal de origen africano identificado en 1976, existe hace 10.000 años según los científicos, ha afectado a 7 países en ese continente con una tasa de mortalidad entre el 22% y el 88%, con brotes en 2014 que provocó 11.310 muertos y en 2018 en la República Democrática del Congo 2551 muertos de 3000 infectados, según la OMS. Hace menos de un mes, algunos medios de comunicación como el global times de China han despertado polémica por la información acerca de la reciente muerte de una persona en ese país asiático por el hantavirus un virus de origen coreano, definido como “una enfermedad viral aguda grave”, que produce fiebre hemorrágica consíndrome renal o síndrome pulmonar por hantavirus. Los brotes se han ubicado en la guerra de Corea (1950-1953), en EEUU (1993 y 2012) y en Argentina y Panamá (2019), registrados por la OMS, organización que aún no ha emitido ninguna alerta mundial.
En los primeros cinco meses del 2020, con el Covid 19 se han infectado en los 5 continentes salvo la Antártida, alrededor de 3.592.000 personas y fallecido 254.454, según la Universidad Johns Hopkins, pero lo positivo a futuro, es que todos tanto gobiernos y sociedades hemos despertado a la realidad epidémica o pandémica que nos rodea y que por microscópica no veíamos, por lo que se vuelve prioritaria la necesidad de que las ciudades inteligentes de la postpandemia, deban poner en el primer orden de las agendas gubernamentales, la eficacia de los sistemas de salud.
Con el virus Covid 19, salieron a flote las fracturas de las estructuras sanitarias a nivel mundial y los desafíos que deben afrontar las sociedades de las ciudades inteligentes de la postpandemia para enfrentar el futuro.
La OMS ha enfatizado que la mejor defensa frente a un brote epidémico está fundada en la solidez del sistema sanitario. En la emergencia del Covid 19, todo lo contrario se observó en diferentes latitudes: ausencia de información completa de contagios, hospitales desbordados dando prioridad a unas personas por encima de otras generando una cruel desigualdad deoportunidades y derechos, personal sanitario sin medidas y protocolos adecuados de protección que se contagiaron y muchos fallecieron, déficit de test y en el peor de los casos comercio inescrupuloso de inservibles, equipos escasos, reutilización de mascarillas desechables, falta de experiencia y entrenamiento en la atención de crisis sanitarias, y todo ello como consecuencia de los oídos sordos de las políticas públicas a los innumerables informes y avisos de la OMS, sobre la posibilidad de un brote viral de afectación mundial y que líderes mundiales también advirtieron al menos hace cinco años. En el caso de los Asiáticos, ya habían lidiado recientemente con el Sars y el Mers, así que ésta experiencia y el fortalecimiento de sus laboratorios de investigación científica, les permitió estar mejor preparados en producción y stock de pruebas de detección y material sanitario.
Es posible que la solidez del sistema sanitario de las ciudades inteligentes de la postpandemia, deba reestructurarse revaluando la arquitectura institucional de la prestación de los servicios de Salud, pues dado que los modelos neoliberales la han mutado de función esencial del Estado como motor fundante del progreso social y económico, a un negocio de utilidad mercantil para el prestador privado del servicio, los gobiernos se han desligado de su obligación de garante y financiador de la salud pública y, donde la economía privada no atiende el servicio por improductivo lo hace el Estado,con pésimos estándares de calidad y oportunidad. Las medidas adoptadas por el BID, el FMI y el consenso de Washington sobre reducción del gasto público han sido determinantes en la adaptación de la política social al neoliberalismo y ello explica el déficit de inversión gubernamental en salud.
Estas dinámicas de inversión en salud fueron el detonante de la crisis del Covid 19. Quedó en evidencia la debilidad de la capacidad hospitalaria de las Uci con cifras escalofriantes. En España 9 por cada 100.000 habitantes, Italia 8, China 4, India 2, Perú 1. En Bogotá, la capacidad hospitalaria para atención de emergencias es mínima, con 1 Uci por cada 10.000 habitantes y Departamentos como Atlántico, Sucre, y Valle del Cauca tienen 2 camas por 10.000 habitantes, según datos del Ministerio de Salud. La limitada inversión en el sistema sanitario también mostró su cara con la insuficiencia de equipos y elementos para la atención de la crisis, a su turno y en paralelo la problemática de sobrevivencia económica del talento humano. La radiografía en Colombia nos mostró el maltrato institucional al personal de salud, a quien se le adeudan no solo insumos básicos de protección que es de obligatorio suministro por las ARL, sino sueldos y prestaciones en cuantía que superan los $6.000 millones de pesos.
Toda crisis es una oportunidad. La crisis global del coronavirus con su estela de muerte, es una oportunidadde oro para el cambio. Las ciudades inteligentes de las post pandemia estarán determinadas en gran medida por un nuevo ciudadano, el ciudadano empoderado.
Las ciudades inteligentes de la post pandemia deberán estar ocupadas por la nueva conciencia ciudadana que debe entender que el mundo ya no será ni podrá ser igual y esos cambios serán producto de la mentalidad de una filosofía renovada de la nueva ciudadanía que no puede seguir en su pequeña zona de confort en donde el egoísmo y la indiferencia se volvieron su bandera. El empoderamiento ciudadano debe repensar y poner en marcha a través de sus acciones y por intermedio del mandato político, el rediseño de las ciudades inteligentes de la post pandemia, que más allá del robustecimiento del sistema sanitario, pasa por el ámbito ambiental para detener las practicas destructivas de la salud y el planeta, la sostenibilidad alimentaria que se volvió un elemento estratégico para asegurar la sobrevivencia y combatir la pandemia del hambre, la inversión y fortalecimiento de la biotecnología y la información oportuna, el mejoramiento de los modelos de producción de elementos básicos que permitan soportar crisis futuras.
El progreso del mundo pensado en clave de auto sostenibilidad, humanidad, igualdad, solidaridad, libertad y genuina honestidad serán las características de la nueva zona de confort. Lo básico debe estar asegurado, sedemostró en tiempos del Covid 19, que de nada sirvieron esas reservas estratégicas de petróleo, si la humanidad no tenía en las cantidades necesarias mascarillas, respiradores o alimentos.
En suma, solo las voces de la conciencia ciudadana tienen las llaves del rediseño de las ciudades inteligentes de la post pandemia si logra diferenciar entre lo prioritario y lo importante, poner en práctica y exigir; y si puede deshacerse de los entretenimientos masivos creados para distraerla y adormecerla precisamente para que no piense y no actúe. Quizás se requiera más de una pandemia para pensar en modelar el cambio del comportamiento de la condición humana en varias generaciones como presupuesto necesario para garantizar nuestra permanencia en el planeta.